El Ministerio de Música desempeña un papel importantísimo en nuestras asambleas comunitarias de oración, sirviendo de apoyo y guía para el canto comunitario.

Misión

Ser un ministerio de adoradores y profetas que ayuden al pueblo a adorar y a escuchar a Dios personal y comunitariamente de una manera activa y participativa.

Visión

Que los hermanos que tienen dones musicales y proféticos, logren encontrar en el MM un servicio a Dios y al pueblo que les renueve y fortalezca en su relación con el Señor y que a la vez sea para otros testimonio y fuente de animación en su vida cristiana.

Objetivos

Hemos querido dividir nuestros objetivos en tres grandes grupos, bajo los cuales nos concentraremos, siempre pensando en dar el mejor esfuerzo en nuestro servicio, pero siendo a la vez consientes de las realidades de vida de cada uno de quienes conformamos el ministerio.

Crecimiento musical

Queremos que el compromiso de ser los “músicos de Dios” en nuestra comunidad, sea entendido como tal, queriendo siempre poner la excelencia como parámetro de la labor que desempeñamos en el servicio, pero que debemos cultivar responsablemente en nuestro ámbito personal. Buscamos no ser cristianos que tienen un don musical, sino CRISTIANOS, MÚSICOS DE PROFESIÓN.

Crecimiento espiritual

EL esfuerzo que hagamos para mejorar en lo práctico será vacío, si no va de la mano en un crecimiento al interior de nuestra relación con El Señor. Haremos especial hincapié en cuáles son las virtudes a nivel espiritual que un servidor de música debe cultivar, y trataremos de mantener a lo largo del año un canal de formación que nos sitúe espiritualmente en el rol de servidores de la alabanza.

Crecimiento fraternal

Como punto vital dentro de nuestro plan anual, hemos querido imprimir un especial énfasis en la importancia de mantener una unión más allá del servicio del MM. Sabemos de la diversidad de realidades de vida que conforman nuestro grupo, y en el espíritu de no sólo “pedir” a los miembros, queremos crear una fuente de servicio a lo interno, que no sólo estreche nuestras relaciones, sino también podamos servirnos unos a otros en situaciones de necesidad (emocional, práctica, espiritual, económica, etc).